
Una de las cosas más valiosas que tenemos es la complejidad. La comunicación es ese puente que cruza entre nuestro mundo interno: pensamientos, sentimientos y emociones, y lo que está afuera: nuestras relaciones y experiencias; por lo tanto tiene un inmenso poder, el de acercarnos o separarnos de todo eso. La manera de comunicar implica la manera de relacionarnos, buenos vínculos se crean a partir de buenas maneras de hablar.
Las buenas maneras de hablar están lejos de las criticas, la dureza, los miedos y de la escucha defensiva; cuando esto sucede nos bloqueamos, sentimos frustración e inseguridad y no podemos expresarnos con sinceridad sobre lo que sentimos y pensamos, a veces incluso ocultamos nuestra verdad intentando buscar la aprobación de los demás, nos cerramos y tampoco podemos captar lo que los otros sienten.
La verdadera conexión con el afuera puede surgir a partir de una verdadera y profunda conexión con nosotros mismos. No podemos lograr en nuestro mundo externo aquello que aun no hemos logrado en nuestro interior. O sea que la forma en que nos comunicamos con los demás es un reflejo de la forma en que nos comunicamos con nosotros mismos; y a su vez nuestras maneras impactan en la manera de los demás en una retroalimentación permanente.
Las buenas maneras de hablar son abiertas, nos conectan y expanden. Hablar desde el corazón implica comunicarnos desde el amor, cuidado y respeto, primero hacia nosotros y luego hacia los demás. No se trata de expresar solo cosas lindas, no es minimizar aquellas cosas que pasan en la relación y nos generan dolor emocional ni reprimir o soportar esas emociones, si hacemos eso no nos estamos amando y cuidando, por lo tanto perdemos nuestra capacidad de hacerlo con los demás. Tampoco el punto es irnos al otro extremo y decir lo que se nos ocurra cómo y cuándo sea.
Se trata de construir un espacio de genuina conexión con nuestro interior, reconociendo nuestras emociones, observándolas y conectando con ellas, no hace falta justificar si esta bien o mal sentir eso que estamos sintiendo; tenemos que buscar a qué responden, qué necesitamos para resolverlas, luego estamos en condiciones de expresar aquello que necesitamos que los otros hagan, no hagan o dejen de hacer para resolver eso que nos esta generando displacer en busca de recuperar nuestro bienestar. Es importante elegir palabras adecuadas, es decir que puedan expresar con total sinceridad y claridad lo que nos esta pasando y sean afectuosas.
Rosenberg desarrolló un modelo de comunicación llamado Comunicación no violenta (CNV) que incluye 4 pasos: observar, sentir, discernir las necesidades y hacer peticiones; parte de la premisa que cuando sentimos displacer (estamos enojados, dolidos, ansiosos, etc) en el fondo hay una necesidad insatisfecha, hay algo que necesitamos que no estamos recibiendo; de esta manera es posible pedirlo sin enojos, miedos, exigencias y criticas, por el contrario de una manera afectuosa y respetuosa.
1- Lo primero entonces es Observar: en lugar de reaccionar, miramos aquello que no nos gusta de lo que está ocurriendo; nos limitamos a los hechos, es decir sin interpretar ni suponer. Recordemos que las personas experimentamos la misma vivencia de manera distinta, por lo tanto aquello que yo observo es mi propia construcción sobre lo que estoy experimentando, es mi propia descripción acerca de la realidad, de ahí es importante que al expresarlo lo haga de manera tal que pueda apropiarme de esa observación, sin proyectarla ni adjudicársela a los demás. Para esto es aconsejable hablar en primera persona y si es posible comenzar la frase utilizando yo .. he visto, yo he oído, por ejemplo te vi entrar y que dejaste el abrigo sobre el sillón, es importante omitir acusaciones y descalificaciones, como seria una frase del tipo siempre lo mismo con vos, sos desordenado y dejás las cosas en cualquier lado, no te importa que yo haya ordenado, total yo no tengo otra cosa que hacer que ordenar
2- El segundo paso es Sentir: vamos a conectar con los sentimientos, con lo que nos genera esta situación que observamos, y vamos a ponerle un nombre a esos sentimientos : enojo, ira, dolor, angustia , tristeza, desanimo, frustración, etc. Luego vamos a compartir esos sentimientos, expresándolos claramente de un modo directo y descriptivo, siguiendo el ejemplo anterior Te vi entrar y que dejaste el abrigo sobre el sillón, me sentí desconsiderada y dolida. Cuando somos capaces de conectar con nuestra emoción, observarla, darle espacio y nombrarla, entonces va cediendo en su intensidad y podemos seguir avanzando en este proceso y ahora, en el próximo paso, podremos descubrir qué hay detrás de ella, cuál es su causa.
3- Ahora vamos a Discernir las necesidades: se trata de encontrar por qué sentimos de esta manera, cuales son nuestras necesidades que no están siendo satisfechas; siguiendo el ejemplo pueden ser nuestras necesidades que el espacio se mantenga ordenado, que haya colaboración y cuidado. Una vez que las detectamos vamos a expresarlas: Te vi entrar y que dejaste el abrigo sobre el sillón, me sentí desconsiderada y dolida porque necesito que nuestra casa se mantenga ordenada y colabores con eso
4- Finalmente estamos en condiciones de Hacer peticiones: ahora es el momento de expresar qué necesitamos que el otro haga, no haga o deje de hacer. Es importante que le petición sea clara y concreta, evitando utilizar palabras genéricas, ambiguas y que no estén enmarcada en un tiempo concreto, palabras tales como siempre nunca, en nuestro ejemplo pedir solamente mantener el orden es muy ambiguo, pues el concepto de lo ordenado es muy diferente para cada uno de nosotros; por ello la petición tiene que ser especifica: Te vi entrar y que dejaste el abrigo sobre el sillón, me sentí desconsiderada y dolida porque necesito que nuestra casa se mantenga ordenada y colabores con eso, ¿es posible al llegar dejes tu abrigo en el guardaropas?
El esquema que propone la CNV es: Al observar (ver , oír, etc) que .. (descripción de la situación), siento (emoción o sensación), porque necesito ( ahí hablamos de nuestras necesidades), ¿Podrías (te importaría, seria posible, etc) .? (expresamos la acción concreta que necesitamos o deseamos de los demás).
Apreciar nuestra complejidad, integrar nuestra mente, emociones y sentimientos, aceptando y respetando todos nuestros aspectos, implica sin dudas conectarnos a través de nuestro corazón, desde ahí obtenemos la sabiduría y la fuerza que nos conducen a profundas satisfacciones en nuestras relaciones y experiencias; si aprendemos a construir un puente hacia nuestro corazón, vamos a conocer el camino para conectarnos con el corazón de los demás.
Hay una luz que brilla mas allá del mundo,
mas allá de cualquier cosa, mas allá de todo,
mas allá del cielo mas alto.
Es la luz que brilla dentro de tu corazón
Upanishad Chandogya